Sunday, March 19, 2006

EL SER AJENO

Y el mundo se volvió ajeno para él y cada rostro fugaz en la carretera se volvió más familiar. Ellos vieron en él al ajeno pero ninguno de ellos supo ya jamás como se habían vuelto sus sueños. Antes volaba, ahora era testigo imparcial en juicios que nunca jamás llegarían a celebrarse y declarante bajo juramentó ético de atrocidades, cuyos culpables nunca se sentarían en el banquillo.

El ser ajeno tiene que conciliar dos submundos no solo mentales sino tan reales como la sangre de los rostros fugaces y su convivencia con la trivialidad del ser propio. Esa tarea altamente cualificada requiere de una inversión perversa, la de sacarse los ojos en la mañana y guardarlos en el cofre recóndito en el que se secan las lágrimas diurnas y volver a colocarlos en la noche, donde los sueños permiten una identificación irreal del ser ajeno ante el mundo de seres propios.

La inversión perversa del día continúa con su coexistencia con los seres propios en los actos más cotidianos donde estos últimos olvidan en su lista de la compra la asignación cualitativa correspondiente a cada objeto de adquisición. Los seres propios tienden a olvidar o quizás a obviar. Olvidaron u obviaron leer las sufri-etiquetas, que no aparecen ni en las prisiogalerías ni en las muertiendas. Olvidan y obvian el valor de la vida ajena, no lo hacen claro está con la propia. Pero lo más extravagante es que utilizan su palabra para banalizar por igual lo insignificante y lo trascendente.

Cuando los seres propios conceden becas, lo hacen en base a las calificaciones académicas pero cuando los seres propios causan daño no siguen ningún criterio ético. Si el individuo H y el A sienten dolor cuando se les hace daño, el ser propio no sigue criterio moral alguno y decide que causar daño a H es moralmente condenable pero no si esa misma acción causa daño a A. El individuo ajeno es un ser cansado. Todos los días le cae una maceta del vecino sin ninguna necesidad. Los chichones duelen aunque él espera que sus efectos no sean acumulativos. Además, él no necesita una maceta y menos en su cabeza, de la misma manera que los individuos propios no necesitan causar daño a los individuos A.

El ser ajeno vive atrapado en un mundo que le es impropio y propio a la vez para los que se niegan a acatar una norma ética coherente, sólida. El ser ajeno vive en estado de shock, quizás con Síndrome de Estocolmo y desde la telaraña en la que ha quedado atrapado, solo se le permite ver rostros fugaces, de asustadas criaturas, que han salido de su infierno para vivir su muerte y desaparición; su marcha hacia ningún lugar; una marcha que el ser ajeno no puede detener ni siquiera con la fuerza extremadamente intensa e incontrolable de sus lágrimas.

2 comments:

LOVEANIMALS said...

Enserio me encanta sigue así!!!
Estoy de acuerdo y hay que luchar todo lo que se pueda para hacer comprender a las personas que la violencia llega a estar en el plato de cada persona, producto, ropa etc. Y esto no debería ser así.
Gracias por tus poesías y viva el veganismo♡♡♡♡
Ánimo

LOVEANIMALS said...

Enserio me encanta sigue así!!!
Estoy de acuerdo y hay que luchar todo lo que se pueda para hacer comprender a las personas que la violencia llega a estar en el plato de cada persona, producto, ropa etc. Y esto no debería ser así.
Gracias por tus poesías y viva el veganismo♡♡♡♡
Ánimo